“Debéis hacer algún trabajo.”
(Regla, 20)
Como fraternidad contemplativa, los Carmelitas buscan el rostro de Dios también en el corazón del mundo. El Carmelo se considera parte viva de la Iglesia y de la historia.
Nuestra Regla recomienda estar siempre ocupados en algún trabajo, pero no especifica de qué tipo. Esto ofrece la posibilidad de discernir juntos la clase de trabajo a realizar con la confianza de que aquello que se decida hacer será por el Reino de Dios.
«Mi Padre siempre trabaja y yo también trabajo»
Juan 5,17
Viviendo “entre la gente”, los Carmelitas han descubierto en su tradición múltiples modalidades de servicio a la Iglesia local. Respondiendo a las exigencias de nuestro tiempo y del contexto en que nos hallamos, los Carmelitas ofrecen su servicio en sintonía con su propio carisma.
Aunque resulta difícil hacer una lista exhaustiva de los trabajos asumidos por los carmelitas, puede decirse que los carmelitas gestionan principalmente santuarios, parroquias, centros de espiritualidad y escuelas. Se dedican a la pastoral juvenil, están presentes en instituciones educativas i de enseñanza y promueven la justicia social y la integridad de la creación.