Menu

carmelitecuria logo es

  • image
  • image
  • image
  • image
  • image
  • image
  • image
  • image
  • image
  • image
  • image
  • image
  • image
  • image
  • image
  • image
  • image
  • image
Miércoles, 28 Agosto 2024 09:20

Celebrando en Familia - XXII Domingo del Tiempo Ordinario

Lavar los corazones, no las manos
(Marcos 7:1-8, 14-15, 21-23)

Este fin de semana retomamos la lectura del Evangelio de San Marcos. El tema del episodio de este domingo es la pureza ritual frente a la pureza del corazón. Los fariseos eran un grupo de judíos que se tomaban muy en serio la observancia. Junto con algunos escribas critican a los discípulos por «no seguir la tradición de los mayores» al no lavarse las manos antes de comer.

Este pasaje no busca profundizar el tema de la buena higiene, sino el de la práctica ritual. En la época de Jesús, los fariseos deseaban extender las leyes de pureza ritual a todo el pueblo ya que sólo se aplicaba a los sacerdotes. Jesús les acusa de sustituir la ley de Dios por leyes meramente humanas.

El segundo punto que Jesús señala es que no es lo que entra en una persona desde fuera lo que la hace impura, sino lo que alberga en su corazón y en su mente.

Nosotros también podemos caer en la trampa de pensar que nuestras prácticas rituales (ir a Misa, rezar el Rosario, etc.) son todas necesarias para ser buenos seguidores de Jesús.

Algunos cristianos parecen pensar que la práctica ritual consiste en estar a gusto con Dios; casi como «pagarle a Dios». Una vez hecho esto, son libres de hacer lo que quieran en sus acciones hacia otros seres humanos. 

La enseñanza de Jesús en el Evangelio de hoy desafía ambos puntos de vista.

Es la conversión de nuestros corazones, no nuestras prácticas rituales, lo que necesita atención y es lo más importante para vivir la vocación que Dios nos ha dado. Si la bondad de Dios no se ve a través de nosotros, ¿dónde puede verse?

Jesús recuerda a sus oyentes que el mal no viene de afuera, sino de dentro. Según Jesús, estar en armonía con Dios no se consigue por medio de la práctica ritual, sino mediante la conversión interior de la mente y el corazón.

La verdadera religión, según la tradición de Jesús, no consiste en la práctica de ritos, sino en la forma de cómo nos tratamos los unos a los otros.

No son nuestras manos, sino nuestros corazones los que necesitan ser lavados.

Aviso sobre el tratamiento de datos digitales (Cookies)

Este sitio web utiliza cookies para realizar algunas funciones necesarias y analizar el tráfico de nuestro sitio web. Solo recopilaremos su información si rellena nuestros formularios de contacto o de solicitud de oración para responder a su correo electrónico o incluir sus intenciones y solicitudes de oración. No utilizamos cookies para personalizar contenidos y anuncios. No compartiremos ningún dato con terceros enviados a través de nuestros formularios de correo electrónico. Su información debería ser su información personal.